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Heráclito llorando, por Hendrick ter Brugghen (1628). Heráclito, hijó de Blosón (según algunos de Heraclón) de Éfeso. Tuvo su acmé en la Olimpiada 69. Llegó a hacerse sumamente altanero y desdeñoso, como se deduce también con claridad de su libro, en el que dice: "el conocimiento de muchas cosas no enseña a tener inteligencia, pues, de ser así, hubiera enseñado a Hesíodo, a Pitágoras y hasta a Jenofonte y Hecateo...."Acabó por convertirse en un misántropo; se retiró del mundo y vivió en los montes, alimentándose de hierbas y plantas. Convertido por esta causa en un hidrópico, bajó a la ciudad y en enigmas le preguntaba a los médicos si ellos serían capaz de convertir en seco el tiempo lluvioso. Cómo éstos, no le entendían, se enterró en un estercolero en la esperanza de que, con el calor del estiercol, se iba a evaporar la hidropesía. Como ni aún así lo consiguió, murió a la edad de 60 años Diógenes Laercio, IX 1 *.*.*.* EL LIBRO DE HERÁCLITO 192 Diógenes Laercio, IX 5 El libro a él atribuido se titula, por su contenido principal, Sobre la naturaleza, y está dividido en tres secciones: sobre el universo, la política y la teología. Se lo dedicó al templo de Ártemis e intencionadamente lo escribió, como algunos dicen, de un modo un tanto oscuro para que sólo tuvieran acceso a él los influyentes* y no fuera fácilmente despreciado por el vulgo... Su escrito gozó de tanta reputación que, por este motivo, le asignaron incluso discípulos, los llamados heraclíteos. * Otros traducen: los capaces de entenderlo. 194 Fr. 1, Sexto, adv. math. VII 132 Siempre se quedan los hombres sin comprender que el Logos es así como yo lo describo, lo mismo antes de haberlo oído que una vez que lo han oído; pues, aunque todas las cosas acontecen según este Logos, se parecen los hombres a gentes sin experiencia, incluso cuando experimentan palabras y acciones tales cuales on las que explico, cuando distingo cada cosa según su constitución y digo cómo es, al resto de los hombres les pasan desapercibidas cuantas cosas hacen despiertos, del mismo modo que se olvidan de lo que hacen cuando duermen. 195 Fr. 2, Sexto, adv. math. VII 133 Por tanto es necesario seguir lo común; pero, aunque el Logos es común, la mayoría vive como si tuviera una inteligencia particular. 196 Fr. 50, Hipólito, Ref. IX 9, 1 Tras haber oído al Logos y no a mí es sabio convenir en que todas las cosas son una. 199 Fr. 61, Hipólito, Ref. IX 10, 5 El mar es el agua más pura y más corrupta; es potable y saludable para los peces; para los hombres, en cambio, es impotable y deletérea. 200 Fr. 60, Hipólito, Ref. IX 10, 4 El camino arriba y abajo es uno y el mismo. 201 Fr. 111, Estobeo, Ant. III 1, 177 La enfermedad hace a la salud agradable y buena, el hambre a la hartura, el cansancio al descanso. 202 Fr. 88, Plutarco, Cons. ad Apoll. 10, 106 E Lo mismo es vida y muerte, velar y dormir, juventud y vejez; aquellas cosas se cambian en éstas y éstas en aquéllas. 203 Fr. 10, (Aristóteles), de mundo 5, 396 b 20 Las cosas en conjunto son todo y no todo, idéntico y no idéntico, armónico y no armónico, lo uno nace del todo y del uno nacen todas las cosas. 204 Fr. 67, Hipólito, Ref. IX 10, 8 Dios es día - noche, invierno - verano, guerra - paz, hartura - hambre (todos los opuestos, éste es su significado); cambia como el fuego, al que, cuando se mezcla con perfumes, se denomina de acuerdo con la fragancia de cada uno de ellos. 205 Fr. 78, Orígenes, c. Celsum VI 12 La humana disposición no tiene un verdadero juicio, la divina, en cambio, sí lo tiene. 206 Fr. 102, Porfirio, in Iliadem 4, 4 Para dios todas las cosas son hermosas, buenas y justas, pero los hombres han supuesto que unas son justas e injustas otras. 207 Fr. 54, Hipólito, Ref. IX 9,5 Una armonía invisible es más intensa que otra visible. 208 Fr. 123, Temistio, OR. 5, pág. 69 D. La auténtica naturaleza de las cosas suele estar oculta. 209 Fr. 51, Hipólito, Ref. IX 9, 1 No comprenden cómo esto, dada su variedad, puede concordar consigo mismo (literalmente, cómo esto, estando separado, puede reunirse consigo mismo), hay una armonía tensa hacia atrás, como en el arco y en la lira. 210 Fr. 18, Clemente, Strom. II 17, 4 Quien no espera lo inesperado, no llegará a encontrarlo, por no ser ello ni escrutable ni accesible. 211 Fr. 80, Orígenes, c. Celsum, VI 42 Conviene saber que la guerra es común (a todas las cosas) y que la justicia es discordia y que todas las cosas sobrevienen por la discordia y la necesidad. 212 Fr. 53, Hipólito, Ref. IX 9, 4 La guerra es el padre y el rey de todas las cosas; a unos los muestra como dioses y a otros como hombres, a unos los hace esclavos y a otros libres. 213 Aristóteles, Ét. Eudem. H 1, 1235 A 25 Heráclito censura al autor del verso "ojalá que la discordia desapareciera de entre los dioses y los hombres", pues no habría escala musical sin notas altas y bajas, ni animales sin macho y hembra, que son opuestos. 214 Fr. 12, Ario Dídimo, ap. Eusebium, P. E. XV 20, + Fr. 91, Plutarco, de E 18, 392 B Aguas distintas fluyen sobre los que entran en los mismos ríos. Se esparce y... se junta.... se reúne y se separa... se acerca y se va. 215 Platón, Crátilo 402 A Heráclito dice en alguna parte que todas las cosas se mueven y nada está quieto y comparando las cosas existentes con la corriente de un río dice que no te podrías sumergir dos veces en el mismo río. 216 Aristóteles, Fís. 3, 253 B 9 Algunos incluso afirman no que unas cosas se mueven y otras no, sino que todas están en constante movimiento, aunque este hecho se escapa a nuestra percepción sensorial. 217 Fr. 30, Clemente, Strom. V 104, 1 Este cosmos (el mismo de todos) no lo hizo ningún dios ni ningún hombre, sino que siempre fue, es y será fuego eterno, que se enciende según medida y se extingue según medida. 218 Fr. 31, Clemente, Strom. V 104, 3 Revoluciones del fuego: es, en primer lugar, mar y de este mar la mitad es tierra y la otra mitad exhalación brillante... (la tierra) se desparrama en mar y se mide en la misma proporción que tenía antes de convertirse en tierra. 219 Fr. 90, Plutarco, de E 8, 388 D Todas las cosas se cambian recíprocamente con el fuego y el fuego, a su vez, con todas las cosas, como las mercancías con el oro y el oro con las mercancías. 220 Fr. 64, Hipólito, Ref. IX 10, 6 El rayo gobierna todas las cosas. 221 Aristóteles, de caelo B 1, 284 A 11 Los antiguos asignaron a los dioses el cielo y la región superior porque creían que era la única zona inmortal... 222 Inscriptiones Graecae i, 945, 6 (Atenas, siglo V a. C.) El éter recibió sus almas y la tierra sus cuerpos. 223 Hipócrates de carnibus 2 Lo que llamamos "caliente" me parece ser inmortal, que aprehende todas las cosas, que oye, ve y conoce todas las cosas, tanto las presentes como las futuras. Su mayor parte, pues, cuando todo entró en confusión, se fue hacia la revolución superior y me parece que es a lo que los antiguos llamaron éter. 224 Diógenes Laercio, IX 9-10 (DK 22 A 1) No aclara la naturaleza de lo circundante; contiene, sin embargo, una especie de cubetas giratorias, cuya parte cóncava está dirigida hacia nosotros; en ellas se juntan las exhalaciones resplandecientes y forman las llamas que son los cuerpos celestes; la más brillante y caliente es la llama del sol... éste y la luna se eclipsan cuando sus cubetas giran hacia arriba y las fases mensuales de la luna tienen lugar cuando su cubeta gira ligeramente. 225 Fr. 6, Aristóteles, Meteor. B 2, 355 a 13 El sol... es nuevo cada día. 226 Fr. 94, Plutarco, de exil. II 604 A El sol no sobrepasará sus medidas, si lo hiciera, las Erinias, ejecutoras de la Justicia, lo reducirían a ellas. 227 Fr. 41, Diógenes Laercio, IX 1 Una sola cosa es la sabiduría: conocer con juicio verdadero cómo todas las cosas son gobernadas a través de todas las cosas. 228 Fr. 32, Clemente, Strom. v 115, 1 Una sola cosa, la única verdaeramente sabia, uiere y no queire que se la denomine Zeus. 229 Fr. 36, Clemente, Strom. VI 17, 2 Para las almas es muerte convertirse en agua, y para el agua es muerte hacerse tierra; de la tierra nace el agua y del agua el alma. 230 Fr. 118, Estobeo, Ant. III 5, 8 Un alma seca es muy sabia y muy buena. 231 FR. 117, Estobeo, Ant. III 5,7 Un hombre cuando está ebrio es conducido por un niño imberbe y va dando tumbos, sin saber por dónde va con su alma húmeda. 232 Fr. 45, Diógenes Laercio, IX 7 Nollegarías a encontrar, en tu camino, los límites del alma, ni aún recorriendo todos los caminos: tan profunda dimensión tiene. 233 Fr. 26, Clemente, Strom. IV 141, 2 El hombre de noche enciende para sí una luz cuando su visión está extinta; vivo, cuando duerme, está en contacto con el que está muerto y despierto con el que duerme. 234 Sexto, adv. math. VII 129 (DK 22 a 16) Inhalando, según Heráclito, mediante la respiración esta divina razón (logos), nos hacemos inteligentes; nos olvidamos mientras dormimos, pero recuperamos de nuevo nuestros sentidos al despertar. Pues, al estar cerrados, durante el sueño, los canales de la percepción, nuestra mente se separa de su parentesco con lo circundante, conservando su única vinculación a través de la respiración, como si fuera una especie de raíz y, por esta causa, pierde la cpacidad de memoria que antes tenía. Mas, durante la vigilia, se asoma de nuevo a través de sus canales perceptivos como si fueran ventanas y tomando contacto con lo circundante se reviste de su poder de razón... 235 Fr. 25, Clemente, Strom, IV 49, 3 Pues las mejores muertes obtienen mejores asignaciones según Heráclito. 236 Fr. 63, Hipólito, Ref. XI 10, 6 Hasta él (o ello), que está allí, ascienden y se convierten en guardianes vigilantes de (los) vivos y de (los) muertos. 237 Fr. 136, Bodl. ad Epictetum, p lxxxiii Schenkl Las almas muertas en combate son más puras que (las) que perecen de enfermedades. 238 Hesíodo, Erga 121 y ss. Pero cuando la tierra cubrió a esta raza, éstos se convierten en démones nobles por decisión del gran Zeus, en guardianes terrestres de los hombres mortales. 239 Fr. 62, Hipólito, Ref IX 10, 6 Inmortales mortales, mortales inmortales (o mortales inmortales, inmortales mortales, o inmortales son mortales, mortales son inmortales) viviendo aquéllos la muerte de éstos y éstos muriendo la vida de aquéllos. 240 Fr. 85, Plutarco, Coriol. 22 Penoso es combatir con cólera; pues cuando se desea se adquiere a expensas del alma. 241 Fr. 5, Aristócrito, Theosophia 68 Vanamente se purifican de los delitos de sangre machacándose con sangre, como si el que se ha metido en el barro pretendiera limpiarse con barro. Loco le parecería al que le viera intentando hacer esto. Dirigen también súplicas a estas estatuas como si se pudiera conversar con las casas, sin conocer la verdadera naturaleza de los dioses ni de los héroes. 242 Fr. 14, Clemente, Protréptico 22 Los misterios practicados entre los hombres son celebrados impíamente. 243 Fr. 15, Clemente, Protréptico 34 Porque si no celebraran las procesiones y cantaran el himno a las partes pudendas en honor de Dioniso, sus prácticas serían aún más desvergonzadas; el Hades y Dionisio, por el que se enloquecen y celebran las fiestas Leneas, son lo mismo. 244 Fr. 93, Plutarco, de Pyth. or. 21, 404 E El señor, cuyo oráculo es el que está en Delfos, ni habla ni oculta nada, sino que se manifiesta por señales. 245 Fr. 92, Plutarco, de Pyth. or. 6, 397 A La Sibila lleva más de mil años emitiendo por medio del dios con boca posesa cosas tristes, sin composturas y sin perfumes. 246 Fr. 101, Plutarco, adv. Colot. 20, 1118 c Anduve buscándome a mí mismo. 247 Fr. 119, Estobeo, Ant. IV 40, 23 El carácter del hombre es su démon. 248 Fr. 43, Diógenes Laercio, IX 2 Hay que extinguir la insolencia más que un incendio. 249 Fr. 44, Diógenes Laercio, IX 2 Es necesario que el pueblo luche por la ley como si se tratara de la muralla (de la ciudad). 250 Fr. 114, Estobeo, Ant. III 1, 179 Es necesario que los que hablan con juicio se apoyen en lo que es común a todos, como una ciudad debe apoyarse en la ley e incluso con mayor firmeza. Todas las leyes humanas están nutridas por una sola, la divina, pues tiene tanto poder cuanto quiere y basta para todo e incluso sobra. 251 Fr. 29, Clemente, Strom v 59, 5 Los mejores escogen una sola cosa en vez de todas las demás, la gloria perpetua entre los mortales; la mayoría, en cambio, llena su vientre como bestias. *.*.*.* |
Sos muy chico todavía, pero quizá, algún día, tu intuición te va a llevar a recorrer, también, estos antiguos caminos.
sábado, 11 de junio de 2011
Heráclito de Éfeso
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